Ginesa Méndez España, una mazarronera que hizo historia

Miguel Rubio

La puerta de su casa -un edificio de finales del siglo XIX con tanta personalidad como la dueña- siempre estaba abierta para quien iba buscando acercarse al pasado de Mazarrón a través de una conversación que ella siempre hacía amena y rica en matices. A los 91 años nos ha dejado Ginesa Méndez España, pionera, valiente y comprometida, aunque su legado ya es imborrable. Perdurará en su defensa del patrimonio cultural, en sus investigaciones sobre la historia local y en el recuerdo de varias generaciones de mazarroneros que en la escuela aprendimos bajo su atenta tutela. De carácter fuerte, marcó el camino en tiempos de incertidumbre. En 1979, en la vuelta de la democracia a unos comicios municipales, se convirtió en la primera mujer concejal de Mazarrón, presentándose bajo las siglas de la UCD. Como edil permaneció durante tres legislaturas (también en la bancada del Partido Popular y como independiente) con competencias en las áreas de Cultura, Educación y Patrimonio. Entre otras acciones, consiguió la protección como bien de interés cultural (BIC) de las Casas Consistoriales &ndashjoya modernista de Mazarrón&ndash e impulsó obras de restauración en la iglesia de San Andrés Apóstol y en el convento de la Patrona. En su labor de servicio público, también destacó la creación de la Concejalía de Medio Ambiente, convirtiéndose en una de las primeras defensoras del reciclaje cuando pocos hablaban de una práctica hoy tan extendida.

Puso los cimientos de la enseñanza de la Educación Secundaria en Mazarrón con la creación de la delegación del instituto Juan de la Cierva de Totana, lo que permitió que los alumnos mazarroneros ya no tuvieran que desplazarse a la vecina localidad para recibir clase. Fue en el campo de la docencia donde doña Ginesa, como era conocida por sus paisanos, se ganó el respeto del pueblo. Cursó Magisterio con la ayuda de Manuela Romero, otra recordada profesora, y se convirtió en la primera directora del colegio Francisco Caparrós. De ella partió la iniciativa de dedicar el centro docente, que empezó a funcionar en 1973, a ese maestro llegado de Almería como reconocimiento a su dedicación en la lucha contra el analfabetismo. Varias generaciones cursaron sus primeros estudios bajo la dirección de Ginesa Méndez, que defendía una formación integral para cultivar mente y cuerpo. En este sentido, firme defensora del deporte, impulsó la construcción de la primera pista de atletismo que tuvo Mazarrón. Con motivo de las bodas de oro del colegio, en 2023 recibió un homenaje de toda la comunidad educativa; poco antes, el pueblo ya le había dedicado una calle.

En el ámbito social, promovió el asociacionismo, siendo la primera presidenta del colectivo de amas de casa Almazarrón, desde el que actuó como motor para la celebración de todo tipo de actividades culturales. Casada con Salvador Campillo Rubio, tesorero-depositario del Ayuntamiento y empresario dedicado a las salas de proyecciones cinematográficas, tuvo tres hijos: Magdalena, jefa del Archivo Municipal; Julián, empresario agrícola; y Ginés, que siguió los pasos de su madre en el mundo de la política y en la actualidad es alcalde de Mazarrón. Entre sus trabajos de investigación, cabe reseñar el libro ‘El cine y el teatro en Mazarrón’ y un estudio sobre los nombres de todas las calles del pueblo. Ginesa Méndez trabajó por la modernización y el progreso de su pueblo y, quizás sin saberlo, se convirtió en el mejor ejemplo de una generación de mujeres luchadoras que, cada una en su lugar (también bajo los invernaderos y en los almacenes de tomate), consiguieron que, con su esfuerzo, Mazarrón tuviera un futuro.