Arqueólogo y director del plan de rescate del ‘Mazarrón II’

Carlos de Juan: «Los barcos fenicios se construyeron cerca de donde naufragaron»

El experto prevé que aparezcan fragmentos de madera, cerámica y cordelería debajo del pecio de La Isla

Experto en arqueología subacuática y en arquitectura naval antigua, Carlos de Juan (Valencia, 1974) afronta un reto del que está pendiente la comunidad científica: la extracción del barco fenicio ‘Mazarrón II’ (siglos VII-VI antes de Cristo). Encara el rescate, previsto para comienzos de septiembre en la playa de La Isla, como «un ejercicio de responsabilidad ante una intervención que no es reversible», lo que añade «un punto de estrés».

–¿Cómo vive la cuenta atrás para la extracción del ‘Mazarrón II’?

–No todos los días estamos sacando barcos enteros por lo que resulta un rescate singular y excepcional. Pero en mi trayectoria como arqueólogo son numerosos los casos de extracción de partes de embarcaciones en los que he participado. Y eso me da la experiencia para conocer a qué me estoy enfrentando. Ni yo ni nadie hemos extraído muchos barcos de época fenicia porque es algo excepcional, pero tenemos los años de experiencia de trabajo subacuático en madera arqueológica de época antigua y en la extracción de porciones de barco de este periodo. Desde el punto de vista personal, me considero de sobra preparado, pero siempre es un ejercicio de responsabilidad enfrentarse a un trabajo que no es reversible. Esto añade un punto de estrés.

«Tras el hundimiento, en menos de una hora la embarcación quedó enterrada, por eso no se recuperó su carga»

–¿Quién forma el equipo que le acompañará en la intervención?

–El equipo de investigación del pecio púnico de El Sec, en Mallorca, un proyecto de la Universidad de Valencia y del Instituto de Arqueología Náutica de la Universidad de Texas; es el idóneo para acompañarme. Llevan desde 2020 trabajando en una embarcación de la misma línea cultural que el pecio de Mazarrón. Tiene todo lo que yo ando buscando: un grupo de profesionales bien formados, bien avenidos y con muchos años de experiencia, que pueden soluciona una situación emergencia a las tres de la madrugada.

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–¿La extracción ayudará a resolver las incógnitas que aún envuelven a este yacimiento?

–Sin ninguna duda, son construcciones locales, realizadas en el entorno más próximo a donde naufragaron, debido a sus capacidades náuticas. Estaban relacionadas con las actividades mineras y metalúrgicas de la zona. Vamos a estudiar las técnicas de carpintería: las que son genuinamente fenicias, las que presentan dudas y las que no podemos establecer un origen, con la idea de poder interpretar qué contexto cultural había en el sureste. El matiz que incluimos es que podemos estar ante una embarcación construida aquí pero por carpinteros fenicios. O es el resultado de una amalgama de gentes que, fruto de la coexistencia con habitantes locales, aparece un nuevo sustrato cultural que está imbuido de tecnología fenicia. También puede ser que se trate de una embarcación con una segunda vida: construida por fenicios pero que su mantenimiento lo llevaron a cabo habitantes locales según su saber hacer y que desconocían las técnicas fenicias.

–¿Pueden aparecer nuevos restos una vez retirado el barco?

–Ese escenario está previsto. Durante el hundimiento, cuando el barco se está enterrando, esos vaivenes generan momentos de aspiración hacia las partes más bajas del casco y muchos objetos son aspirados y aparecen debajo del pecio. Estamos hablando de pequeños fragmentos de madera, piezas de cerámica, cordelería o esteras que se pueden haber conservado.

–¿Se sabe por qué se hundió y por qué no se recuperó la carga?

–Es una embarcación para transporte local, el equivalente a un carromato del mar, preparada para pequeñas cantidades de mercancía y para recorridos locales. Por sus dimensiones, pensamos que pasaba una noche como máximo fuera de su puerto. Parece que se vio sorprendida por un cambio repentino del clima marítimo, se dirigió a la costa próxima, con el viento y el oleaje en la popa. Se genera la situación de que la tripulación se va a salvar, pero irremediablemente la embarcación se pierde, embarrancada en la orilla. Al hundirse se produce un enterramiento muy rápido. En menos de una hora puedes tener la barca debajo de la arena y no es posible salvar el cargamento ni los enseres personales, pese a que había un núcleo de población muy cerca, en Punta de los Gavilanes.