La Región necesita invertir 50 millones al año para paliar en los bosques los efectos de la sequía

La falta de agua acabará con hasta el 72% del pino carrasco y la mortandad en las reforestaciones del último medio siglo se producirá el doble de rápido

La muerte de las masas forestales en la Región de Murcia por la sequía es una realidad tristemente repetitiva en las últimas décadas. En estos momentos hay cerca de un millón de árboles afectados, como aseguró el consejero de Medio Ambiente en la Asamblea Regional. Tras la sequía ocurrida entre 2014 y 2016, diversos estudios predijeron la muerte de entre el 30% y el 72% de los bosques hasta 2070, con especial incidencia en las formaciones boscosas más al sur de la provincia y las que están localizadas a menor altitud.

La Región de Murcia es una frontera natural entre el mundo subtropical norteafricano y el mundo mediterráneo. «Los procesos del cambio climático van hacia una zona más del norte de África. Lo que vemos en la costa se va a extender hacia el interior, aunque la capacidad de extensión es más lenta que la desaparición de los bosques», explica el catedrático de la Universidad de Murcia Miguel Ángel Esteve.

La transición entre la muerte de los árboles y la colonización del nuevo tipo de vegetación se producirá, pero habrá un periodo de casi 100 años para que esta sea completa. Por eso, afirma Esteve, hay que facilitar la transición. En una investigación sobre la respuesta de los bosques de pino carrasco, especie dominante en la Región, al cambio climático y los eventos de extrema sequía, Esteve y otros seis científicos más explican que los cálculos indican que se producirá una «reducción notable» de la superficie cubierta por bosques de pino carrasco de unas «250.000 hectáreas potenciales» en el horizonte de hasta 2070, una reducción coherente, añaden, con las previstas en otros trabajos, que apuntan a una «pérdida del entorno del 60% para una ventana temporal más próxima 2020-50».

Sur regional seco

Se producirá una ‘migración’ del pino carrasco, que se limitará a la parte central y noroeste de la Región, «por la pérdida prácticamente total de los bosques de las localidades del sur y por la reducción drástica de los del altiplano JumillaYecla». Es más, inciden en que las localidades más al sur tienen un daño forestal al menos tres veces más elevado que las situadas 50 km al norte: «A 100 km más al norte prácticamente no hay decaimiento». También hay una diferencia entre los bosques que están localizados en solana, que tienen una incidencia de decaimiento mayor respecto a los situados en umbría.

Por eso propone un plan decidido para salvar los bosques de la Región de Murcia que trabaje sobre 10.000 hectáreas por año para que en los próximos 30 años se haya preparado a la vegetación para combatir el cambio climático y los grandes periodos de sequía. «Deberíamos bajar la densidad de los bosques, sobre todo los repoblados en los que se pusieron muchos ejemplares por hectárea y que en condiciones de sequía compiten el uno contra el otro», explica Esteve Selma sobre una estrategia que tendría un coste de 50 millones al año y un total de 1.500 millones en las próximas tres décadas.

Bosques sobrepoblados

«Hay que diversificar el bosque, haciendo talas selectivas de los que se van a morir, para que tenga menos pinos y que sea más diverso. Que el protagonista no sea solo el pino y a base de meter especies como el lentisco, el acebuche o espinos, que son más resistentes al cambio climático», apunta el investigador, que pide planificación. «Sabemos que ocurrirá, no cuándo. Hay una sequía latente con el aumento de la temperatura y con las menores precipitaciones. Es una agonía continua», dice.

A estos factores hay que añadir que en las reforestaciones de los años sesenta y setenta se plantaron, además de mal, con maquinaria dura y uso duro del suelo, demasiados árboles. Unos 1.000 árboles por hectárea cuando lo normal es que sean unos 300. «Por eso la mortalidad en esas zonas es el doble. Allí van a morir el doble de rápido». La planificación, que tendría que empezar por ÁguilasMazarrón y Cartagena, avanzaría hacia Lorca, Alhama y Murcia.

«Nos ponemos a actuar cuando se nos mueren los árboles. Tenemos sequías fuertes de tres años cada diez. Los otros siete hay que actuar para que el bosque sea más resiliente, sea el año seco o lluvioso», concluye Miguel Ángel Esteve, que reconoce que desde los años noventa ha habido planes y documentos técnicos, pero sin el apoyo político necesario para actuar sobre las masas forestales.