Sacan a la superficie la primera porción del barco fenicio de Mazarrón
La madera de la nave, con 2.600 años de antigüedad, será tratada en los laboratorios del Arqua, en Cartagena
El operativo entra en la fase decisiva. El equipo de especialistas encargados del rescate del barco fenicio de Mazarrón (siglos VII-VI antes de Cristo) inician las labores para extraer del mar esta joya de la arquitectura naval antigua descubierta hace tres décadas en el fondo de la playa de La Isla. Los expertos, comandados por el arqueólogo Carlos de Juan, trabajan a unos 2,5 metros de profundidad dentro de una misión diseñada para sacar a la superficie en porciones la embarcación.
El primer trozo de madera en cruzar la frontera agua-aire, que ha sido extraído a las 9.15 horas de este viernes, pertenece a la parte de estribor de la nave. Se trata de la porción marcada con el número V, y mide unos 70 centímetros de largo por 30 de ancho. Los arqueólogos no han tenido que proceder a una división mecánica, porque esa zona de la embarcación ya estaba suelta. La misión para extraer este pecio, conocido como ‘Mazarrón II’, tiene un coste de 350.000 euros, sufragados por la Consejería de Cultura. Al acto celebrado en La Isla asistió el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, como un gesto de apoyo al proyecto, del que está pendiente la comunidad científica. También estuvo presente Rafael Sabio, director del Arqua, y Carmen Conesa, consejera de Cultura.
Según el calendario de los trabajos, las tareas se prolongarán durante unos dos meses. El plan diseñado por De Juan, investigador de la Universidad de Valencia y responsable del rescate de otros pecios, prevé extraer la nave en 22 porciones. Dicha cantidad se ha fijado a partir de las fisuras, juntas arquitecturas y grietas que presenta el casco de la embarcación. Una vez extraída del agua, la madera será enviada a los laboratorios de Arquatec, pertenecientes al Museo Nacional de Arqueología Subacuática, en Cartagena, para su estabilización, consolidación y restauración. Todo ese proceso se alargará durante un lustro. La ubicación definitiva del pecio, para su exposición al público, aún no está decidida. Se baraja el propio Arqua, en Cartagena o un nuevo museo en Mazarrón, como reivindica el Ayuntamiento de la localidad costera. Su alcalde, el independiente Ginés Campillo también ha acudido a la presentación, pese a que ayer jueves no había sido invitado.
El ‘Mazarrón II’ es un ejemplo único de la arquitectura naval fenicia. Se trata del barco completo más antiguo descubierto hasta ahora. Permaneció tapado por la arena del fondo marino durante 2.600 años. Su descubrimiento fortuito se produjo en 1994 debido a un cambio en las corrientes marinas en esta zona del litoral de la Región. Antes, los arqueólogos ya habían hallado restos de otro pecio de la misma época, que se muestran en el Arqua.
Todas las miradas están puestas en la mazarronera playa de La Isla. Con los bañistas en retirada por el final de las vacaciones, a la pequeña ensenada llega un grupo de arqueólogos, conservadores y expertos en embarcaciones antiguas con un encargo especial: extraer el pecio ‘Mazarrón II’, un ejemplo único de la arquitectura naval fenicia. La expectación resulta máxima. Es el momento de poner en marcha una operación calculada al milímetro y con escaso margen de error. Carlos de Juan, investigador de la Universidad de Valencia, comanda el equipo que se ha dado dos meses para completar con éxito una misión de la que está pendiente la comunidad científica.
El plan prevé la división del barco en 22 porciones, y unos moldes especiales ayudarán a que la madera no se desintegre al cruzar la frontera agua-aire. El ritmo del rescate será lento: una sección cada dos días, según el programa de trabajo. La ‘caja fuerte’ donde se conserva el pecio se irá destapando por tramos de popa a proa, y el equipo estará disponible las 24 horas para atender cualquier emergencia que pueda entrañar riesgo para la operación, como un cambio brusco en las condiciones marítimas.
El hundimiento
Un naufragio aparece detrás de esta historia. Sorprendida por un repentino temporal, la tripulación del ‘Mazarrón II’ (probablemente tres marineros: uno a los timones, otro dedicado al manejo de la vela y el tercero a cargo de las labores de apoyo en las maniobras) buscó refugio a resguardo de la isla de Adentro sin sospechar que se dirigía hacia una trampa. Con el viento en la popa, la embarcación (siglos VII-VI a. C.) encalló y se fue a pique cuando ya casi alcanzaba la orilla, según cree De Juan.
Fenómenos similares se han constatado en otros naufragios «en zonas de aguas tranquilas y protegidas» como La Albufereta (Alicante) y Ses Fontanelles (Palma de Mallorca). La barcaza quedó enterrada en la arena tan rápido que resultó imposible recuperar su carga, compuesta por 2.800 kilos de plomo litargirio en lingotes circulares, pese a la cercanía de la factoría de Punta de Gavilanes.