Reconocen que vendían ‘coca’ y marihuana en un adosado de Puerto de Mazarrón
Reconocen que vendían ‘coca’ y marihuana en un adosado de Puerto de Mazarrón
La Audiencia condena a los ocho traficantes a penas de un máximo de dos años de cárcel, pero las deja en suspenso con el requisito de no volver a delinquir
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial ha condenado a penas de un máximo de dos años de prisión -y un mínimo de un año y diez meses- a ocho personas que reconocieron haber traficado con drogas desde dos viviendas de la urbanización Ordenación de Bahía, en Puerto de Mazarrón. Los procesados, con el jubilado Manuel L. y su hijo, ‘El Paletas’, a la cabeza, reconocieron los hechos y lograron que el tribunal dejara su pena en suspenso con la condición de que no vuelvan a delinquir en el próximo lustro.
Los ocho acusados, defendidos, entre otros abogados, por Jorge Novella y Pablo Ruiz Palacios, se dedicaron, al menos hasta agosto de 2021, a la venta de cocaína, cannabis y hachís desde dos domicilios del citado enclave mazarronero, tal y como reconocieron ante el tribunal. Las vigilancias que la Policía Nacional desplegó, a mediados de ese año, en los alrededores de una de las viviendas de la banda destaparon el constante trasiego de toxicómanos en la zona. Además, según recoge la sentencia, a la que LA VERDAD ha tenido acceso, «por la zona transitaba un gran número de vehículos cuyos ocupantes entraban y salían del domicilio a la mayor brevedad».
Reparto en bicicleta
En la casa siempre permanecían dos o tres miembros del grupo para identificar a los clientes y abrirles la puerta, a la vez que desplegaba labores de vigilancia. Uno de los condenados realizaba, además, labores de reparto llevando la droga a domicilio montado en una bicicleta.
El negocio que ocultaba este grupo se destapó el 12 de agosto de 2021 cuando los investigadores de la Policía Nacional registraron dos viviendas en las que vendían la droga y ocultaban el dinero que obtenían. En el transcurso de esos registros, uno de los procesados, Nabil J., depositó la cocaína que el grupo tenía preparada para su venta en un envase metálico para, a continuación, rociar con aguarrás el contenido y prenderle fuego con la ayuda de un mechero. Uno de los perros ‘antidrogas’ que acompañan a los agentes marcó los restos de ese fuego y un test confirmó que era cocaína.

