Alana La Hija del Jeque: “Le tengo miedo al rechazo. He llegado joven, pero con mucho esfuerzo detrás”
La maquilladora estrella de la generación Z da el salto a la pantalla con uno de los papeles protagonistas de ‘Hasta el cielo’, la continuación en forma de serie de la película de 2020 de Daniel Calparsoro
“Delgada como un alfiler y una tremenda una autoestima” es la bio que encabeza el perfil de Tiktok de Alana La Hija del Jeque, una cuenta en la que acumula más de 1,3 millones de seguidores. Maquilladora de profesión de 24 años y figura indiscutible de la escena trap desde que se lanzara a trabajar la piel de La Zowi hace un lustro, da el salto a la actuación, sin ningún tipo de miedo, gracias a la serie Hasta el cielo, que continúa la historia de la película del mismo título de 2020 que dirigió Daniel Calparsoro. Se podrá ver en Netflix a partir del 17 de marzo y, efectivamente, Alana es una presencia arrolladora en ella, tal y como se intuye por su presentación en redes sociales.
Sin formación previa en la interpretación y gracias a la intercesión de Arantza Vélez, veterana directora de casting, Alana La Hija del Jeque se hizo con el papel de Rosa, una rider que se busca la vida en un Madrid oscuro y peligroso en el que una banda de ladrones tendrá que burlar a un detective que pretende poner fin a sus fechorías. “Me dijeron de hacer una prueba, me cogieron a la primera y ha sido increíble. No me lo esperaba ni lo busqué, me llegó”, rememora emocionada la debutante en un hotel del centro de Madrid días antes del estreno de la serie. Junto a ella en esta aventura, Asia Ortega, Álvaro Rico, Luis Tosar, Ayax Pedrosa, Carmen Sánchez y Jarfeiter. Deslenguada, divertida y con una risa gamberra con la que trufa su conversación, esta estrella de las redes sociales parece haber dado el salto definitivo para convertirse en una de las figuras más relevantes de la generación Z. Vogue España charla con ella.
¿Qué tienes en común con Rosa, tu personaje en ‘Hasta el cielo’?
Salí del barrio, intenté no convertirme en mala gente, pero al final me volví una de ellos hasta que me di cuenta de que no quería eso. Y me fui de ahí. Algo en común tenemos.
¿Cómo se vive tan joven que te llamen para ser una de las protagonistas de una serie de Netflix?
Es algo fuerte, más que por la edad, porque yo no tengo ni idea de actuar. Se pueden tener 24 años y estar en una escuela, claro, pero yo estaba dedicándome a otra cosa. Nunca había estudiado arte dramático, solo había estado en las clases extraescolares de teatro del colegio.
Entonces algo de curiosidad había.
Fui protagonista de la primera obra de teatro que hicimos [ríe]. Estaba yo tan tranquila con mi trabajo de maquilladora, labrándome el futuro en ese sector, cuando me llamaron diciéndome que tenía un papel. Me quedé diciendo “What?” y ya me contó Arantza que era una serie que se iba a grabar a partir de una película que había sido éxito mundial el año anterior y querían que apareciera.
¿Habías tenido algún acercamiento al mundo de la interpretación?
Yo tengo mis redes sociales donde hago mis tutoriales y mis vídeos de humor y puede que ahí haya un poco de interpretación, pero eso no es nada serio. Todo pura coña.
Siempre has tenido relación con el mundo de la estética y el maquillaje.
Sí, yo me digo a mí misma que soy una zorra multidisciplinar. Así es mi madre también. Cose, fue redactora de una revista, organizadora de eventos de belleza… Mi madre hace de todo, de todo.
Así que tú también has hecho de todo.
De todo, de todo. He sido camarera, he limpiado casas, he trabajado en discotecas… También maquillo a artistas, maquillo para redes sociales, para publicidad, para eventos… ¿Lo que más me gusta? Formar y dar cursos me llena y me vuelve loca. Me encanta ver la cara de atención de mis alumnas y que reciben toda la energía que yo intento darles.
¿Habías visto la película en la que se basa la serie?
Cuando me llamaron intenté buscarla, vi que había que pagar y me la piratee. De hecho me lo preguntó el director [Daniel Calparsoro] y se lo tuve que decir. Se me va la boca, hablo de más.
¿Cómo se prepara físicamente alguien para una serie de acción como esta?
A una persona que no tiene ninguna experiencia en estas cosas le ponen a grabar el tercer día de rodaje la última escena. Me tocaba grabar lo más fuerte –algo que el personaje ha vivido que en realidad yo no había hecho todavía– , había todo tipo de golpes y encima un frío helador porque era febrero. Me fui a casa reventada y casi llorando.
Dices mucho que te consideras una Bratz a la hora de vestir.
Lo soy. De pequeña estaba obsesionada con las Bratz. A mí las Barbies no, a mí me das una Bratz con sus buenas botas y sus buenos labios. Siempre he querido serlo y a día de hoy yo digo que lo soy.
¿Cómo es el estilo de una Bratz a la hora de vestir? ¿Como vas ahora?
Total. Un chándal rosa con una chaqueta de pelo blanco y unas Jordan de colores de edición limitada. Eso es vestirse como una Bratz. Hay que hacerse también un overlay en los labios y unas pedazo de pestañas. Ah y mucho pelo. Mucho pelo con extensiones y si no, peluca.
Como maquilladora ¿qué te parece que ahora haya un movimiento en el que la gente defienda salir sin maquillar a una alfombra roja?
Son unos aburridos. Si el código de vestimenta lo requiere o el traje pide que yo vaya con la cara completamente lavada lo haría porque yo no tengo ninguna vergüenza ni me maquillo por ocultarme. Lo hago porque me gusta ser una persona diferente cada día.
De hecho Rosa no aparece casi maquillada.
Y eso es lo que yo odiaba de ella. Al principio lo llevé mal y luego ya me acostumbré. Yo no era actriz, soy maquilladora y como creadora de contenidos hago lo que me dabla gana. Tener normas, que me vistan, me maquillen o me peinen es algo que llevaba mal, pero lo cierto es que hay un equipo de producción detrás que son unas personas maravillosas. A las de maqui y pelu las amo.
¿Fuiste buena o mala durante el rodaje?
Fui muy mala. Yo siempre puntual, eso sí, pero fui mala con las chicas de maqui y pelu. Intentaba no serlo, pero era imposible que no dijera algo o me quejara. Todo el rato de una manera educada, eso sí.
¿Te llevas amigos de esta experiencia?
Sí, Asia. Carmen, Ayax, Ramón y Jarfaiter también. Todos. Me llevo muy bien con ellos, pero especialmente con Asia y Carmen. Hemos hecho alianza de brujas y te tengo que decir que con Asia fue amor a primera vista, pero con Carmen fue odio a primera vista [ríe]. Yo la quería matar hasta que un día nos sentamos a hablar y ahora nos llevamos tan bien que nos vamos a ir de viaje juntas. La amo, no puedo vivir sin ella.
¿Te planteas aceptar otro papel que pueda surgir?
Mira, vamos a decir que sí ¿vale? [ríe]
En algunos artículos de hace un par de años se te identifica como ‘la maquilladora del perreo’. ¿Lo eres?
Al principio, nada más empezar, cuando no me había sacado el título y todavía estaba estudiando, ya maquillé a La Zowi. Me dio esa oportunidad y confió en mí. A partir de ahí, claro, es que las otras son muy envidiosas [ríe]. La amiga llamó a la otra amiga, de ahí a otra amiga y en un año maquillé a un montón de gente. Ahora es cierto que he tenido un parón porque decidí trabajar en mí el año pasado. No podía hacerlo, estaba muy centrada en la serie.
Da la sensación de que no hay nada que te asuste. ¿O sí?
Sí, el fracaso. O estar mala y tener un gran proyecto. Vamos, que me falle la salud. Son cosas como etéreas ¿no? Lo físico no me asusta. Me han llegado a poner una pistola en la cara con ocho años así que no, lo físico no me puede asustar.
Por lo que cuentas tú el fracaso no lo has olido.
Bueno, es que es algo muy fuerte, como estar ya acabado. Y yo acabada, nunca. A veces sí me han dicho no a cosas que yo considero muy importantes y me he creído que era el fin del mundo. Luego se me ha abierto otra puerta, incluso mejor. Le tengo miedo al rechazo porque yo he llegado joven, pero con mucho esfuerzo detrás.
Tienes 1,3 millones de seguidores en TikTok y cientos de miles en Instagram. ¿Suponen parte importante de tus ingresos las redes sociales?
Un porcentaje. Vivo de muchas cosas. Soy una tía multidisciplinar.
¿Por qué crees que has conseguido hacerte un hueco ahí?
Porque soy diferente ¿no? Todo el que es peculiar, es curioso, te engancha. Y creo que estoy un poquito para allá y mi carita, claro. Soy guapa. La gente no se espera que yo hable de esa manera. También mi vida es peculiar, no una vida común: Quizá no especial, pero sí peculiar.
Has creado una comunidad y respondes a muchas preguntas.
Sí, son mis amigas. Si yo lanzo preguntas es porque necesito hablar. Necesito soltar y expresarme.
‘Hasta el cielo’ se estrena en 240 territorios. ¿Da vértigo?
Da miedo. Tengo miedo de que me juzguen y de no hacerlo bien. Yo siento que no lo bordo. También te digo que mi papel es ser así. Introvertida, calculadora y más pensativa que habladora. Tengo miedo que la gente diga que lo hago mal porque no parezco yo, pero es que soy actriz y estoy interpretando a otra persona.
¿Ha sido una temeridad aceptar como primer papel a una chica LGBTIQ+?
Para nada. A mí lo único que me preocupa es la política de mi abuela y ella está muy cuerda. Ya les he dicho a mis tíos que descarguen la serie y corten las partes. Quiero que lo disfrute y que no le choque. A mí me parece superbien, me da igual. A mí me gustan las dos cosas.
Rodeada de todos las estrellas del trap como has estado ¿no te pica el gusanillo de cantar?
Claro. Me veo haciendo todo. Hasta haciendo pan. Me gustaría porque me encanta montarme y me encanta la música. Me gusta expresarme y todo lo que tenga que ver con la creatividad ya sea maquillándome, actuando o cantando, me gusta hacerlo.
¿Cómo le abren la puerta a una chica de Murcia en los círculos del trap de Madrid?
Hay de todo, es muy sectario y también hay gente superabierta. Te reciben con los brazos abiertos. Soy muy descarada y cuando maquillé a la primera persona, a La Zowi, yo no había escuchado ni una canción de ella. Era superrockera, a mí el trap me parecía una basura, pero es que entonces solo se escuchaba a hombres. Tú a mí me pones una mujer cantando cualquier cosa y es que yo adoro a las mujeres. Me puse la canción de Bitch Mode y dije: “¿Pero quién es esta paya?”. Me sentía identificada y con los hombres eso no me pasa. Por eso, a lo mejor, no me gustaba el trap.
¿Es inclusivo ahora para mujeres y gente LGBTIQ+?
Hay de todo. Yo te puedo decir que los amigos que tengo y que conozco personalmente sí lo son. Tal vez sus letras no lo representan muchas veces, pero la mayoría sí lo son. Lo que cantan es misógino, machista y homófobo. Totalmente. Por eso me gusta más la música femenina en todos los aspectos.
SUSCRÍBETE a nuestra newsletter para recibir todas las novedades en moda, belleza y estilo de vida.