JOSÉ MERCÉ EN MAZARRÓN EL VIERNES 30 DE JULIO
El abandono hace mella en el singular edificio, símbolo de la época dorada de la minería; ahora un proyecto trata de salvarlo de la ruina
Entre puntales y desconchones resulta difícil hacerse una idea del lujo y la clase que albergó el Casino de Mazarrón en sus años de gloria. El edificio, de toque modernista, vivió su época dorada a finales del siglo XIX, coincidiendo con el despegue de la minería moderna en el distrito. En sus estancias, repartidas en la planta baja y los dos pisos superiores, la burguesía que hizo fortuna gracias al negocio de los metales disfrutaba de bailes y banquetes, veladas musicales y partidas de cartas. Allí también se tejían alianzas y se pactaban acuerdos decisivos para el futuro del municipio, que luego eran refrendados, de manera oficial, a unos pocos metros de distancia, en el Salón de Plenos de las Casas Consistoriales, en la misma plaza del Ayuntamiento.
El abandono hace tiempo que borró todo aquel esplendor. Con el paso del tiempo, la construcción, de propiedad municipal, tuvo mil y un usos, hasta que hace una década llegó el cierre definitivo debido a la amenaza de ruina. El anterior equipo de gobierno, con Alicia Jiménez a la cabeza, dejó listo un proyecto para frenar el deterioro, que se acometió el pasado verano, ya con un nuevo gabinete en el Consistorio. Ahora, el ejecutivo formado por el PSOE y los independientes de Ginés Campillo acaba de aprobar una partida de 969.000 euros para su rehabilitación. Deberá poner en valor esta joya del patrimonio local. El encargo se antoja un trabajo inmenso y delicado a la vez. El interior, al que pudo acceder LA VERDAD, ofrece una imagen destartalada, con grietas, goteras, repintados, suciedad y vigas desencajadas.
La historia del singular edificio ofrece bastantes lagunas. Unos recortes de prensa desperdigados por la sala noble dan cuenta de las noticias que llegaban de Cuba poco antes del desastre del 98. Según explica el técnico de Cultura Juan Sánchez Calventus, a mediados del siglo XIX el edificio funcionó como oficina minera y vivienda de la familia Albacete, una de las sagas más poderosas en aquellos años. Hacia 1880 se reconvirtió en casino. Probablemente, fue entonces cuando se añadió el mirador de madera de la fachada trasera, coronado por un alero de chapa de zinc, configurando así su fisonomía actual. La portada principal da a la plaza del Ayuntamiento. En su decoración, a base de almohadillado de china de playa y piedra artificial, hay quien ve un parecido con el ornato del Salón de Plenos, obra de Francisco de Paula Oliver Rolandi, por entonces arquitecto municipal. Así que no se descarta su intervención en la transformación del inmueble.
Un piano de estilo catalán
Dentro, la pieza más destacada es una elaborada escalera de caracol que comunica las dos plantas. Una investigación de la licenciada en Geografía María Juliana Raja García atribuye la obra al taller del famoso fundidor Antoine Durenne, el mismo que hizo la escultura que luce en la entrada principal de las Casas Consistoriales. También llaman la atención las columnas de hierro fundido que sirven para sustentar la estructura, toda una novedad constructiva en aquellos años de la revolución industrial.
Del mobiliario original apenas queda rastro. Quizás la ‘joya’ sea el piano de estilo catalán de la marca Charrier Prats, con su taburete. Además, también se conservan aparadores, percheros y una mesa de billar, así como algunos sillones, estos de los años 50.
Todavía no hay fecha de inicio para la rehabilitación del inmueble, aunque los trabajos podrían comenzar a lo largo de 2020. Tampoco se sabe qué uso se le dará. En este sentido, se baraja habilitar un espacio que sirva para la recepción de turistas, además de acondicionar alguna sala para conciertos de pequeño formato, ponencias u otro tipo de actividades culturales.
La escalera y los pilares de fundición se conservarán
Un proyecto encargado por el Ayuntamiento de Mazarrón ya esbozaba las líneas maestras de los trabajos que habría que acometer en el Casino para su recuperación y puesta en valor. En principio, se incluiría la restauración estructural y funcional del inmueble. Habría que resolver los problemas de accesibilidad que presenta, ya que la comunicación entre las plantas se realiza a través de una estrecha escalera de caracol. Este elemento se conservaría, al igual que las vigas de madera de las techumbres y los pilares de fundición. Las dos fachadas, con aires modernistas, también se respetarían. Los elementos decorativos más llamativos se localizan en la portada principal; en la parte de atrás destacan el mirador de madera, coronado por un alero de zinc, y la cancela de la puerta. En la reforma interior el objetivo sería dejar espacios lo más polivalentes posible.
Fuente:
https://www.laverdad.es/murcia/mazarron/casino-ensena-heridas-20200106234852-ntvo.html