Los barcos fenicios de Mazarrón: un claro ejemplo de colonialismo cultural

Mariano C. Guillén, ahonda sobre la importancia de que el pecio fenicio «Mazarrón II» se quede en el municipio, afirmando que «Mazarrón no merece un nuevo expolio arqueológico, ni por colonialismo cultural, ni por superioridad moral de nadie»

El siglo XIX fue la centuria en la que los grandes países europeos fijaron sus ojos en África. Se puede afirmar que hubo una descuartizaron geográfica con fronteras inventadas y nuevos estados que se repartieron Inglaterra, Francia, Bélgica, Alemania, Italia, Portugal, e incluso España. Seguramente, la Revolución Industrial y el capitalismo más feroz estuvieron detrás de aquel imperialismo desatado que invocó una supuesta superioridad moral de unas comunidades humanas sobre otras. Pobrecitos, había que ayudarles a desarrollarse materialmente, someterlos al capitalismo y convertirlos al cristianismo porque ambas doctrinas eran las mejores. Así se salvarían de la incultura y del salvajismo en el que vivían.

Pero, en ese afán de ampararlas, los europeos aprovecharon para llevarse a sus países todo cuanto pudieron, desde metales preciosos hasta las más valiosas antigüedades. Desvalijaron todos los tesoros arqueológicos de Egipto, Libia, Túnez, Sudán y Etiopía con total impunidad, pudiendo hoy contemplar aquellas piezas en el Museo Británico de Londres, el Louvre de París o en las colecciones de Berlín, Turín y Múnich. Sin embargo, los lugares en donde aparecieron esas joyas y, por tanto, sus legítimos dueños, jamás podrán acceder a lo que en justicia les corresponde. El argumento para no devolvérselas es muy simple: la superioridad moral europea frente a los países que los propios europeos consideran subdesarrollados. Una superioridad moral enraizada en el concepto decimonónico del colonialismo que, si bien ha concluido felizmente en lo político con la independencia de los países colonizados, en lo cultural sigue aún muy vivo.

Pero es que a nivel europeo también existe el mismo problema. El caso de Grecia es flagrante. Un país perteneciente a la comunidad europea que tiene que soportar la exposición de los frisos originales del Partenón en el Museo Británico de Londres, cuando deberían estar en la acrópolis ateniense, de donde fueron arrancados. Una de las esculturas ibéricas más importantes de España, como es la Dama de Elche, hallada en el parque arqueológico de la Alcudia en 1897, aún no se ha devuelto a su ciudad de origen y sigue custodiándose en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, alegándose motivos de conservación…. El conjunto escultórico de la diosa Ceres y los genios tutelares, desenterrado en el barrio de la Serreta de Mazarrón, mediado el siglo XIX (por cierto, expuesto durante muchos años en el viejo ayuntamiento de Mazarrón), se trasladó provisionalmente al Museo Arqueológico de Murcia y ya nunca más volvió; cuando Mazarrón ya cuenta con un Museo donde podría exponerse perfectamente. Algo muy semejante sucede con todo el herramental minero formado por los únicos esportones, picos, cinceles romanos y otros enseres hallados en la mina Triunfo de Mazarrón en 1887, que hoy podemos ver en el museo arqueológico municipal de Cartagena y no en nuestro municipio.

Y llegados a este punto, tenemos que mirar a nuestros barcos fenicios del pecio de La Isla. Seguramente estamos ante un nuevo caso de colonialismo cultural, pero esta vez en pleno siglo XXI. ¿Acaso creen nuestras autoridades nacionales y regionales que Mazarrón está incapacitado para poder albergar uno de los tesoros arqueológicos más relevantes a nivel mundial de cuantos se han hallado en los últimos años? ¿Seguimos viviendo un colonialismo cultural ejercido por unas comunidades humanas supuestamente mejores sobre otras, consideradas más débiles e incultas?

Es evidente que sí y que debemos luchar para que no sigan sucediendo este tipo de atropellos culturales. El argumento principal a favor de que Mazarrón conserve unos barcos que forman parte de nuestro pasado, es la Historia que tiene este municipio. Es un lugar en el que se han fijado todas las civilizaciones y culturas que han navegado la cuenca mediterránea en los últimos cuatro milenios. Está demostrado que fue un punto de referencia para los navegantes fenicios griegos y romanos en el mundo antiguo. Ha sido la única comunidad de la región murciana donde se han acuñado monedas locales con ceca propia, concretamente en el paraje de Susaña, en el siglo II antes de Cristo. Sus múltiples yacimientos arqueológicos, algunos todavía por explotar, sitúan a este espacio geográfico como un hábitat idílico para vivir y subsistir, y que aún hoy sigue manteniendo todas esas excepcionales condiciones. Mazarrón tiene hoy una entidad municipal y un potencial económico suficiente como para afrontar el reto de exponer sus barcos.

Mazarrón no merece un nuevo expolio arqueológico, ni por colonialismo cultural, ni por superioridad moral de nadie.

 

Mariano C. Guillén Riquelme

Cronista Oficial de la Villa de Mazarrón